Es esa belleza de la disformidad. Esa
asimetria mágica donde un agujero no corresponde al de al lado. Esos
labios se retuercen en esa sonrisa que perturbaría al Papa de Roma.
Tu cuello se convierte en algo difícil de alcanzar, y mientras bajo
a la carretera de tu infierno, tus manos me someten a ti.
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