En ocasiones salir a la calle es una
inmersión en un pozo de gravilla que nos recuerda quienes somos.
Seres extraños en una tierra que perece a nuestro paso, todos
nosotros estamos muertos de cierta manera, necesitamos que nos
resuciten de vez en cuando, eso somos, muertos vivientes. No
devoramos cerebros ajenos, pero si el nuestro propio.
Apátrida
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