miércoles, 6 de febrero de 2013

Babylon

Los relojes esperan pesares que aun están por llegar. Los apestados predijeron la avalancha cuando calló Babilonia. La sangre coagulada de los gigantes nunca mas se convertirá en tierra donde poder sostenerse. Los ojos de cristal del hijo, nunca mas dirán adiós y podrán saludar al nuevo señor. Las cadenas de hierro forjado serán navajas que cortaran nuestras extremidades, y cuando el dolor sea insoportable entonces gritaremos. Que cada uno grite lo que le plazca. Todos miraran por si mismos, entonces seremos caníbales de nuestras madres. Las nubes traerán muerte y la podredumbre del aire consumirá la ultima de las esperanzas. Mientras tanto, el ojo que todo lo ve guiara a los locos y dementes hacia su destino mas glorioso.

Apátrida

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